Las huelgas en la minería de ASTURIAS 1958 1965


1958
A raíz de unos despidos que tienen lugar a comienzos de marzo los trabajadores del pozo Mª Luisa van al paro en solidaridad, prontamente seguidos por los del Fondón y Sta. Eulalia, hasta alcanzar rápidamente los 15.000 huelguistas de las principales cuencas. El gobierno suspende tres artículos del Fuero de los Españoles durante 4 meses en toda la zona afectada por la huelga. Detenciones, despidos, multas, palizas, destierros son la respuesta del Gobierno.
Se crea espontáneamente la primera Comisión Obrera en el pozo La Camocha, forma de autoorganización obrera que se iría extendiendo al resto del país en años posteriores. En la que se integran trabajadores de prestigio. Es decir, honrados, cumplidores en el tajo y con capacidad de liderazgo. Bayón compartió ese liderazgo con Gerardo Tenreiro, un falangista gallego que combatió con la División Azul, y con Pedro Galache, un minero sin adscripción ideológica conocida. Los historiadores sitúan también a otros dos trabajadores como integrantes de esta comisión. Se trata de un miembro de las Juventudes Obreras Católicas (JOC) identificado como Francisco «El Quicu» y otro joven minero, del que se desconoce su identidad.



1962
El 7 de abril los mineros de Nicolasa se declaran en huelga. Al día siguiente los del Baltasara, al otro los del Polio y así hasta que una semana más tarde toda la cuenca del Caudal se encuentra en huelga.
El lunes 16 la huelga se extiende a Turón y poco más tarde a la cuenca del Nalón, con lo que se cifra en 60.000 los trabajadores en huelga. La consigna es "Aumento general de salarios y solidaridad con nuestros compañeros de clase" . La respuesta del poder consiste una vez más en detenciones, palizas a obreros y sus mujeres y demás barbaridades. La solidaridad se manifiesta en otras zonas del país, como las mineras y las zonas fabriles de Vizcaya y Guipúzcoa. El 4 de mayo el gobierno declara el estado de excepción en provincias. Pero nada puede detener a los mineros y el 24 de mayo el BOE accede a las pretensiones de los huelguistas. Por primera vez en el franquismo un movimiento obrero de masas resulta victorioso. El conflicto alcanza una repercusión internacional. Intelectuales publican un manifiesto denunciando las torturas a las mujeres de los mineros. Durante los años siguientes continúan de manera intermitente los conflictos en la minería asturiana.
En 1965 una manifestación de mineros en Mieres exigiendo la libertad de unos detenidos acaba con el asalto a la comisaría de la localidad, hecho insólito en la historia del franquismo. Ante las graves pérdidas de las empresas mineras, el gobierno franquista decide la nacionalización de gran parte de ellas, formando la gran empresa HUNOSA, que acoge a la mayoría de las explotaciones mineras asturianas.