FRENTE DE LIBERACION POPULAR



Julio Cerón Ayuso 1928
Diplomático español, ideólogo católico y agitador «izquierdista», instigador, fundador en 1958 y «Secretario General» del Frente de Liberación Popular FLP –conocido también como la Fiesta y el Felipe–, organización antifranquista y anticomunista que buscó ocupar, en los años en que se iniciaba el «diálogo» entre católicos y marxistas, un espacio radical «a la izquierda de la izquierda», que pudiese contrarrestar los avances estratégicos del Partido Comunista de España, que había iniciado en 1956 –al cumplirse veinte años del inicio de la Guerra Civil– su política de
reconciliación nacional, que también incluía la consideración de los cristianos como «compañeros de viaje» (ya habría tiempo, triunfante la revolución, de imbuirles en «ateísmo científico» y ayudarles a erradicar sus anacrónicas supersticiones). A lo largo de los diez años de su historia, y en sus etapas sucesivas, el Frente de Liberación Popular, nutrido principalmente de jóvenes universitarios procedentes de familias vinculadas al franquismo, captados a través de avanzadas y comprometidas organizaciones católicas aggiornatas, colaboró eficazmente a preparar una transición ordenada del régimen hacia una democracia liberal y socialdemócrata, facilitando el resquebrajamiento de la hegemonía antifranquista que en el interior mantenía el Partido por antonomasia, representante entonces todavía de la quinta generación de la izquierda, aunque buscara irse alejando del influjo de la Unión Soviética. (Instaurada en España la democracia coronada y constitucional, tras el fallecimiento del general Franco en 1975, buena parte de los izquierdistas que formaron en el Frente acabaron teniendo significativo protagonismo político e institucional, desde las filas de la Unión de Centro Democrático, &c., pero sobre todo a través del Partido Socialista Obrero Español. En 1998 el periodista Eduardo García Rico, felipe desde los inicios, en su libro Queríamos la Revolución, prologado por Joaquín Leguina, podía ofrecer el siguiente balance del FLP: «8 ex ministros de la Democracia, más de 30 altos cargos de la Administración, más de 35 catedráticos y profesores, 15 escritores y periodistas y 12 curas.»)

«1953-1956. En Madrid, Barcelona, Santander, Sevilla y otras ciudades abundan las reuniones en los locales de centros católicos obreros de las JOC y la HOAC (...). El diplomático Julio Cerón regresa de un viaje a China y la URSS y se entrevista con gentes del exilio (...). Ya en Madrid entra en contacto con el cura Malagón, es decir, con los núcleos HOAC y JOC, y también con los de Santander. Por un lado, con Ignacio Fernández de Castro, Jesús Aguirre, Eduardo Obregón, que acaban de publicar en Esprit un informe muy crítico sobre la realidad social española; por otro, con Eugenio Royo y Julián Gómez del Castillo (HOAC). Cerón entra en relación con Fernández de Castro por medio del cura Marañón. También con el núcleo de Sevilla que organiza Manuel Morillo, antiguo militante comunista converso. En Barcelona funcionan los núcleos de la revista El Ciervo y la tertulia cultural 'El Grano de Mostaza'. En el primero participan los hermanos Lorenzo y Juan Gomis; en la tertulia Alfonso Carlos Comín, José A. González Casanova y Jaume Lorés. Ambos núcleos establecen relaciones con los creados en Madrid, haciendo de enlaces Lorés y Fernando Romero. 1956. Primeras reuniones del grupo Cerón en un convento de monjas de Carabanchel. Estas reuniones empiezan a tener carácter organizativo. Julio Cerón intenta agrupar, bajo el nombre de 'Tomás Moro', a los núcleos dispersos por las provincias y los de Madrid y Barcelona. Cerón conoce al sociólogo Jesús Ibáñez. 1957. En septiembre, nueva reunión en un convento de monjas de la calle de Zurbano de Madrid con amplia representación de los núcleos de Barcelona y provincias. Se discuten las posibilidades de organización y, entre las conclusiones, se acuerda que se puede ser antifranquista y católico. Se empieza a hablar sobre marxismo y revolución. Asamblea Libre de estudiantes en Barcelona. Coordinación de los grupos de oposición en la ciudad condal. Contactos con Madrid. 1958. Reunión en septiembre en la iglesia madrileña de San Antonio. Encuentro fundacional. Fernando Romero, Jesús Ibáñez, Joaquín Aracil, Ignacio Fernández de Castro, Manuel Morillo, José Ramón Recalde... Constitución del Frente de Liberación Popular. El nombre lo propone Jesús Ibáñez. Cerón alquila un piso en la calle de Alonso Cano, de Madrid, que se convertirá en centro-sede del FLP.» (Eduardo García Rico, Queríamos la revolución. Crónicas del FELIPE, Frente de Liberación Popular, Flor del Viento ediciones, Barcelona 1998, páginas 21-22.)

El proyecto de Julio Cerón tenía un alto grado de afrancesamiento: entre sus tareas diplomáticas había tenido ocasión de conocer personalmente a los protagonistas de los debates protagonizados entonces en Francia entre «católicos de izquierdas» y sus diálogos cristiano-marxistas, a Georges Suffert (1927) y su Mouvement de Liberation Populaire, la revista Esprit –fundada en 1932 por Emmanuel Mounier (1905-1950)–, &c. [dejando al margen la polémica sobre quién tenían más interés en infiltrarse en su enemigo: Boleslaw Piasecki, impulsor desde 1945 del Movimiento Pax en Polonia, había logrado implantarlo en 1954 en Francia, como iniciativa católica progresista para aproximar la iglesia al comunismo, aunque ya en 1956 La France Catholique denunció que se trataba de un intento de infiltración soviética al servicio del comunismo, iniciándose una discusión que no quedó resuelta del todo hasta 1964 –en 1965 se publicó en Madrid la colección de documentos Espionaje soviético en la Iglesia católica: el 'Affaire Pax'–.]

«Yo a Julio le caí muy bien y conmigo lo pasaba divinamente. Siempre andábamos en su coche, un Jaguar que él conducía sin manos muy pintorescamente a 140 ó 150 Km/hora, y Antonio, el cura, le decía: 'Julio sábete que estoy en pecado mortal, y es responsabilidad tuya si voy al infierno. Haz el favor de parar, no corras tanto.' Julio se reía y seguía corriendo. Siempre estábamos de comilonas por ahí, pasándonoslo muy bien.») (Testimonio de José María González Muñoz en 1990 a García Alcalá, págs. 49-50.)
«Yo sugerí –confiesa Ibáñez veinticinco años después– el de Frente de Liberación Popular: era una sigla maletín, fusión de las siglas del Frente de Liberación Nacional (FNL), porque éramos tercermundistas y el ejemplo argelino nos magnetizaba, y Movimiento de Liberación Popular, grupo francés de inspiración cristiana que sería germen del PSU. El FELIPE acababa de nacer.» (Eduardo García Rico, Queríamos la revolución. Crónicas del FELIPE, Frente de Liberación Popular, Flor del Viento ediciones, Barcelona 1998, pág. 45)

Ejemplo de los inicios el del periodista José Manuel Arija (cuyo archivo fue donado por su viuda a la socialista Fundación Pablo Iglesias), que en 1991 recordaba que al ser expulsado por intervenir en el incipiente movimiento estudiantil de 1956 de la residencia en la que disfrutaba una beca como estudiante de Derecho, «me quedé en la calle y sin dinero, así que hablé con Marañón, que junto al padre Sopeña llevaba la iglesia universitaria, y me dijo que tenía un amigo con un piso en la calle Alonso Cano que tal vez podría ayudarme. Ese amigo era Julio Cerón, así que en 1957 me fui a vivir allí y pronto me di cuenta de que la vivienda era utilizada por la naciente organización política. A los dos o tres días llegó Diego Ignacio Mateo del Peral, delegado en Políticas al que también habían expulsado (...).» (testimonio recogido por Julio Antonio García Alcalá, Historia del Felipe (FLP, FOC y ESBA). De Julio Cerón a la Liga Comunista Revolucionaria, CEPC, Madrid 2001, pág. 40.)

«Íbamos desde el CEU cerca de la Ciudad Universitaria hacia el centro de Madrid, camino de la Facultad de Derecho. Conmigo, Nicolás Sartorius,
José Luis Leal y no sé si algunos más. En las proximidades de San Bernardo empezamos a notar la agitación callejera. Multitud de estudiantes lanzaban consignas a la calle. La policía y sus colaboradores del interior ejercían con dureza la represión. Alguien se dirigió a nosotros: 'Son los fascistas de dentro –gritó–, tened cuidado.' Y como viese en la solapa de José Luis Leal, creo que en la de todos, la insignia 'verde' –siglas de la frase Viva el Rey de España– nos advirtió: 'Quitáos eso o estáis perdidos. Son ultrafascistas.' Era la primera vez que veíamos a fascistas uniformados, por supuesto de azul, ejercitando directamente la violencia. Vino entonces un estudiante hacia nosotros, era un amigo, creo recordar que Paco Montalvo: 'Venid conmigo', y nos llevó hasta un café cercano, que era al parecer un refugio seguro. Allí nos presentó a otro amigo, mayor que nosotros, 'Julio Cerón', nos dijo. Poco después ingresábamos los tres, Sartorius, Leal y yo [Juan Tomás de Salas], en el Frente de Liberación Popular.» (Testimonio de Juan Tomás de Salas, en Eduardo García Rico, Queríamos la revolución. Crónicas del FELIPE, Frente de Liberación Popular, Flor del Viento ediciones, Barcelona 1998, pág. 47-48.)
«[...] la inmensa mayoría de estos primeros felipes eran católicos convencidos y practicantes, como remarcaron casi todas las fuentes orales: Eramos cristianos de izquierda (José Luis Rubio Cordón), Prácticamente todos entramos como católicos (Fernando Romero), Por el elemento religioso vinimos al FLP (Fernando Martínez Pereda). Ignacio Fernández de Castro intentó teorizar esta impronta y, en un libro escrito en 1959, definió la aparición de este pensamiento crítico cristiano como el más importante acontecimiento de la época, una especie de tercera revolución que aportaba una visión del mundo llena de religiosidad y sentido social (Teoría sobre la revolución, Madrid, Taurus 1959 [...]).» (Julio Antonio García Alcalá, Historia del Felipe (FLP, FOC y ESBA). De Julio Cerón a la Liga Comunista Revolucionaria, CEPC, Madrid 2001, págs. 28-29.)

El recién nacido –entre conventos e iglesias, monjas y curas– Frente de Liberación Popular logró un protagonismo formidable al secundar la
Huelga General Pacífica que promovía el Partido Comunista para el 18 de junio de 1959, un PCE que buscaba hasta la más mínima colaboración que confirmara su papel de adalid del antifranquismo y las izquierdas. (Cerón se reunía con Jorge Semprún en una cafetería madrileña; los contactos con el PCE determinaron entonces el alejamiento del FLP de algunos filoanarquistas cuyo anticomunismo era tan exacerbado que no eran capaces de entender la conveniencia de aquellos equilibrios coyunturales.) La HGP de 1959 fue un fracaso (como lo fue la JRN Jornada de Reconciliación Nacional de 1958), pero Julio Cerón fue encarcelado [fue detenido el 10 de junio, una semana antes del día previsto para la HGP, al volver voluntariamente de Ginebra llamado por sus superiores para dar explicaciones sobre su participación en la convocatoria], logrando así confirmar la persecución de su Frente por parte del régimen dictatorial: «Se le ha llamado irónicamente el comandante aludiendo tal vez al guerrillerismo que recorre como una corriente toda la biografía del FLP en sus tres sucesivas fases, tan distintas, y él encaja el título irónico con la misma ironía. Lo que hay de enigmático en él son ciertos comportamientos que parecen derivados de valores más tradicionales que revolucionarios: algunos no han comprendido nunca, ni él lo ha explicado, el sentido de su entrega a la policía en 1959 para ser condenado a una larga pena de cárcel.» (Eduardo García Rico, Queríamos la revolución. Crónicas del FELIPE, Frente de Liberación Popular, Flor del Viento ediciones, Barcelona 1998, páginas 39.)
Julio Cerón, de treinta años, estaba destinado entonces en Ginebra, como tercer secretario de embajada agregado a la sección de Organizaciones Internacionales del Ministerio de Exteriores, en la delegación española asistente a la Organización Internacional del Trabajo O.I.T. [su hermano José Luis Cerón Ayuso, nacido en 1924, también diplomático, estaba destinado entonces en París, en la misión permanente de España ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos O.C.D.E.; luego fue Ministro de Comercio en el último gobierno de Franco, y se jubiló como Presidente de Autopistas del Mare Nostrum], y decide volver a España al producirse la «gran purga» a causa de la HGP, para declarar ante el coronel Enrique Eymar Fernández [que era tío de Trinidad Sánchez Pacheco, novia entonces de Enrique Boada, ambos del FLP], del Juzgado Especial Militar contra actividades extremistas, que él era el fundador y responsable político del FLP.
En el juicio, aunque su abogado defensor –José María Gil Robles, jefe de la CEDA cuando la República– insistió en la condición de católico y de anticomunista de Julio Cerón («el único contacto de Cerón con el comunismo ha sido el contacto que se tiene con el enemigo para saber cuales son sus intenciones», se lee en el proceso como argumento de la defensa), el diplomático fue condenado a ocho años de cárcel por atentar contra la seguridad interior del Estado. [La sentencia del Consejo Supremo de Justicia Militar de 23 de diciembre de 1959, en la causa contra Julio Cerón y otros 16 acusados (no todos eran del FLP), impuso las siguientes penas: ocho años de prisión mayor a Julio Cerón Ayuso; seis años y un día de prisión mayor a Antonio Díaz Yagüe y Manuel Gómez Ovejero; cuatro años de prisión menor a Raimundo Ortega Fernández, Demetrio Luis Marcos Pablo, e Ignacio Ruiz Cortés; tres años de prisión menor a Juan Gerona Peña, Luciano Francisco Rincón Vega, Andrés Riera Cortés, Esteban Pulgar Torralba, Matías López Delgado, y Juan Nicolás Viejo Gabilondo; un año de prisión a Manuel del Cura Olalla, Antonio Martínez Delgado, y Bonifacio Lizana Herrador; y un año de prisión menor y multa de 10.000 pesetas para Agustín Macarrón Isla, y Antonio Alonso Díaz.]
Gracias entre otras cosas a ese sacrificio, sólo un año después ya había logrado el anticomunista católico Julio Cerón un puesto de honor en la mismísima Historia del Partido Comunista de España, publicada en 1960 en París, en la que eran mencionadas con generosidad bien diferentes y coordinadas iniciativas católicas que pudieron ver así prestigiado y respaldado su izquierdismo, en un proceso que con el tiempo acabaría diluyendo al propio Partido entre las izquierdas extravagantes políticamente indefinidas:

«A la huelga del 18 de junio [de 1959] llamaron, junto con el PCE y con el PSUC, la Acción Democrática, Frente de Liberación Popular, organizaciones del interior del Partido Socialista, Agrupación Socialista Universitaria, Comités de Coordinación Universitaria de Madrid y Barcelona, Movimiento Socialista Catalán, Partido Demócrata Cristiano de Cataluña, Movimiento Obrero Católico Catalán, Comité Regional de la CNT de Cataluña en el Exilio, Nueva República, Esquerra de Cataluña, Front Nacional Catalá, Unión Democrática Montañesa (democristianos, comunistas y F.L.P.) y Frente Revolucionario Canario (comunistas, socialistas, democristianos, republicanos, obreros católicos y «Libertad para España»). [...] En la preparación de la huelga, la policía practicó numerosas detenciones: en Madrid, unas quinientas personas, entre las que figuraban el dirigente comunista Simón Sánchez Montero, miembro del Buró Político, Luis Lobato y otros camaradas, así como el dirigente del F.L.P., Julio Cerón Ayuso; en Cataluña más de un centenar de demócratas; en Valencia fue detenido un grupo de antifranquistas.» (Historia del Partido Comunista de España, cap. 4,
«La Huelga Nacional Pacífica» [18 junio 1959], París 1960, págs. 272 y 273.)
«Julio creía, y probablemente tenía razón, que unas detenciones podrían dar nombre al FLP y constituir un polo de atracción para nuevas personas. Por el contrario, yo creía que el exponernos prematuramente a una caída o a que la policía centrara en nosotros su atención podría cortar el desarrollo del FLP.» (Raimundo Ortega en 1991 a García Alcalá, pág. 57.)

En la cárcel tuvo tiempo Julio Cerón para dedicarse a la traducción: el mismo año 1959 la editorial católica Taurus publicó Catolicismo y sociedad en los Estados Unidos, del economista belga François Houtart, que tradujo junto con Raimundo Ortega Fernández (condenado a cuatro años en el mismo proceso contra los católicos del FLP, su abogado defensor fue José María Ruiz Gallardón). Ya en libertad tradujo obras sobre el Concilio Vaticano II, varias del padre Pedro Teilhard de Chardin, &c.
Como era de esperar, los católicos franceses comprometidos no dejaron pasar la oportunidad de ayudar a su desgraciados hermanos españoles (para mayor gloria de las siempre frustradas ansias imperiales de Francia, por supuesto). Los Cahiers du Témoignage Chrétien, desde el prestigio que les otorgaba haber formado parte del frente de la resistencia espiritual durante la ocupación nazi (difundieron quince opúsculos en la clandestinidad bajo el régimen del gobierno de Vichy 1941-1944), dedicaron en el segundo trimestre de 1961 su entrega número 42 a ofrecer ochenta páginas de documentos sobre España (1958-1961), bajo el título Espagnols sans bâillon [españoles sin mordaza] donde las páginas 18 a 22 están dedicadas a «Le proces de Julio Cerón», que es presentado como «diplomate et chrétien d'esprit franciscain» y «catholique notoire», con un resumen de la intervención de su defensor («Gil Robles fut pendant la République le principal dirigeant de la CEDA, Confédération Espagnole des Droites Autonomes, parti Démocrate-Chrétien modéré [...] un des principaux adversaires du Front populaire. Depuis quelques années, M. Gil Robles, dont le prestige dans la masse catholique reste considérable, ne cache pas son opposition a la dictadure du Caudillo»). [Ese mismo cuaderno dedica las páginas 22-25 al proceso a Jordi Pujol. Interesante comentario de la época sobre «Témoignage Chrétien» en Cristiandad, año 13, nº 299-300, septiembre 1956, págs. 261-262.]
Pero no penó Cerón en la cárcel los ocho años a los que había sido condenado, pues la tradicional magnanimidad
redentora de la justicia española le permitió beneficiarse del indulto concedido en 1961 con motivo del XXV aniversario de la exaltación de Franco a la Jefatura del Estado, y de la reducción de penas por el trabajo (un día de pena redimido por cada dos de trabajo), obteniendo además la libertad condicional una vez cumplidas las tres cuartas partes de la condena... por lo que Julio Cerón permaneció en prisión, de hecho, tres años, tres meses y veintiocho días, siendo puesto en libertad el 8 de octubre de 1962 (por acuerdo del Consejo de Ministros del día 5). Durante el periodo de su libertad condicional se retiró voluntariamente a una finca propiedad de su familia cerca de Alhama de Murcia, retiro presentado por sus amigos como destierro o confinamiento obligado (en realidad tenía el excarcelado libertad para fijar su domicilio, con la única obligación de comunicarlo a la policía, ante la que debía presentarse periódicamente). Incluso los activistas del Frente organizaron en 1963 su rocambolesca fuga al extranjero, que Cerón se negó a secundar (ver el capítulo 33, «De cómo Cerón no eligió la libertad», en el libro citado de Eduardo García Rico, págs. 127-129).
Ante la interesada campaña exterior sobre el caso Cerón, el régimen consideró oportuno dedicarle, a principios de 1963, un interesante opúsculo anónimo de contradesinformación, titulado
Juego sucio, que ofrece interesantes documentos sobre cómo era entendido el Frente de Liberación Popular desde la oposición poética (Ridruejo), la liberal (Ibérica), la socialdemócrata (Le socialiste, del PSOE), &c.
En 1967 Julio Cerón no tiene ya inconveniente en firmar con su nombre, en Cuadernos de Ruedo ibérico, una réplica a los comentarios que Jorge Semprún había realizado sobre el FLP en el colectivo Horizonte Español 1966, publicado por Ruedo ibérico. En su carta al director titulada
«El Frente de Liberación Popular ha sido la gran oportunidad [perdida] de los últimos años» (Cuadernos de Ruedo ibérico, París, junio-septiembre 1967, nº 13-14, páginas 201-203) distingue «tres FLP, cuya duración se puede desglosar así: FLP I, 1958-1959 (1960), FLP II, 1960-1962 (1965) y FLP III, 1965-... y que se ha dado en los dos casos una solución de continuidad. Hubo, naturalmente, fases de transición y también militantes del FLP I que subsistieron en el FLP II, y en el FLP III quedan algunos del FLP II si bien éstos pueden contarse con los dedos de una mano. Las características de los tres FLP, que explican las citadas contradicciones, fueron en síntesis las siguientes: el FLP I aspiraba a ser un frente y desde luego una organización nueva; el FLP II se concebía a sí mismo como un partido nuevo; del FLP III poco sé o se sabe si no es que parecer haber tomado como modelo el PSIUP (Partido Socialista Italiano de Unidad Proletaria). Y en todo caso me consta que sus animadores corroboran –en privado– mis dos tesis (solución de continuidad y aprovechamiento de prestigio) por cuanto se desentienden totalmente de la historia anterior y sólo ven en la denominación y en las siglas las ventajas del nombre conocido, esto es, del partido histórico (son ya casi 10 años de FLP y 30 tiene el franquismo)».
Aparecidos a principios de 1968 (aunque con fecha de 1967) en el siguiente número de Cuadernos de Ruedo Ibérico (París, octubre-noviembre 1967, nº 15, páginas 97-110), y firmados en enero de 1968 (pues la revista llevaba acumulados meses de retraso), pueden leerse dos interesantes textos de un Julio Cerón superado por la propia dinámica de unos mecanismos a cuya activación tan eficazmente había colaborado diez años antes, bajo el rótulo
«Problemas de táctica y de estrategia». En el primero de los cuales el ideólogo intenta aún reconducir hacia maximalismos izquierdistas la brillante operación de su enemigo que fueron las Comisiones Obreras, dedicando el segundo a los ajustes de cuentas internos posconciliares: Curas o sacerdotes.
Desde el tardofranquismo vive en Francia (la firma de Julio Cerón aparece en el manifiesto, de finales de 1975,
«El terrorismo franquista en Francia»; y treinta años después su nombre aparece en la guía telefónica de Trelissac, Dordogne). Una vez rehabilitado como funcionario (adscrito a la Embajada de España ante Francia), y tras una discreta presencia pública en los primeros años de la restauración borbónica (sus Sueltos en el ABC fueron recopilados por Ediciones Libertarias en 1985), su nombre fue cayendo en el olvido (incluso ex felipes como Joaquín Leguina y Antonio Ubierna, en Años de hierro y esperanza, Espasa, Madrid 2000, ya ni le citan).

«José Martínez se autoimpuso el retorno a Madrid (...). Así pues, hacia el 22 de marzo [de 1981] el director de Ruedo Ibérico abarrotó su Volvo granate con documentación de Ruedo ibérico tras lo cual se marchó a España, aunque por el camino hizo una breve parada de un par de días en el Perigord, en el Château de Caussade, cercano a Trelissac, no muy lejos de Bordeaux, donde moraba su amigo Julio Cerón, otro ilustre exiliado que se negaba a retornar.» (Albert Forment, José Martínez: la epopeya de Ruedo ibérico, Anagrama, Barcelona 2000, pág. 566.)
«Anoten esta fecha [18 de septiembre de 1984]. Y si llegado el día nada ocurriera, rompan la hoja de la agenda y sumen la pérdida a la lista de los sueños de una noche de verano. Con el paraguas protector de un alcalde socialista, para esa fecha se promueve un reencuentro de ex felipes bajo la presidencia del líder fundador, Julio Cerón, y con la asistencia del líder del crecimiento y la decadencia, Ángel Abad. Para los más jóvenes y desinformados en general, habrá que escribir cuatro palabras sobre aquel movimiento de jóvenes airados que identificaron socialismo con humanismo y estética con ética, hijos del intento de construcción de un hombre nuevo que empeñó las mentes más inocentes de Europa durante los años cincuenta y parte de los sesenta. Pasaron por la persecución, la tortura, la cárcel, el exilio, el ostracismo, y entregaron su alma Felipe a los dioses del escepticismo o del posibilismo cuando el franquismo se desmoronaba con lentitud de paquidermo miedoso y terco. Unos se dedicaron a hacer crucigramas, otros con el tiempo serían ministros de UCD; hubo también quien se metió en el PCE tratando de hacer posible el socialismo con rostro humano, y una buena parte le prestó al nuevo PSOE historiales que contar a la hora de aparecer en el escaparate del transfranquismo. Frente de Liberación Popular para la épica, Felipe para las amistades, el movimiento fue una muestra de voluntarismo revolucionario cargado de lucidez crítica. Heterogéneo en sus orígenes, alcanzó cierta madurez teórica como una síntesis de marxismo radical y liberalismo existencial, y fue un anticipo de lo que con el tiempo se llamaría tercera vía. No dejó doctrina apreciable escrita, aunque sus militantes escribían mucho y debatían todavía más. La doctrina estaba en la memoria colectiva y en los escritos encantadores de Marx, Sartre, Mounier, Merleau Ponty, Lefebvre, Lanza del Vasto, el Che Guevara y, por qué no decirlo, el Juan de Mairena de Antonio Machado. Para la reunión del 18 se invitará particularmente y se espera la asistencia del duque de Alba.» (Manuel Vázquez Montalbán [ex felipe], «18 de septiembre», El País, 12 de julio de 1984.)
«Sería importante, por la novedad que supone, que el movimiento estudiantil (en el que empezando por Cerón, tanta participación tuvieron los creyentes) o Herri Gaztedi, Juventud rural católica, que tanto intervino en el nacimiento de ETA, publicaran también sus documentos, si es que los conservan y no se los llevó el fuego o la policía.» «Comienza en la época el movimiento universitario. Grupos Cristianos radicales fundan el FELIPE, F. L. P., Frente de Liberación Popular. Se destaca Cerón, que fue juzgado y condenado en 1959. No voy a tratar aquí del movimiento universitario, pero el FELIPE en Euskadi y Cataluña tiene incidencia en el movimiento obrero y eso hace que tenga importancia para nosotros. El nombre Felipe en Euskadi es ESBA (Euskadiko sozialisten batasuna) y en Cataluña FOC (Frente Obrero Catalán).» (Javier Domínguez S. J., Organizaciones obreras cristianas en la oposición al franquismo, 1951-1975, con 65 documentos clandestinos e inéditos, Mensajero, Bilbao 1985, págs. 44 y 51.)
«Una relación mayor encontramos entre militantes de la HOAC [Hermandad Obrera de Acción Católica] y el Frente de Liberación Popular (FLP) (...). Nació el FLP en 1958 'en la iglesia de San Antonio de la calle Bravo Murillo de Madrid, cuando Julio Cerón convocó a un grupo de amigos, Jesús Ibáñez, Fernando Romero, Joaquín Aracil, Ignacio Fernández de Castro, Manuel Morillo, Luciano Rincón y José Ramón Recalde, entre otros, para estudiar la situación española y comprometerse activamente en alguna acción organizada. Julio Cerón, católico de izquierdas, diplomático en ejercicio e hijo de militar republicano, fue el aglutinador y primer secretario de aquel grupo germinal (...)' [Feliciano Blázquez, La traición de los clérigos en España, Trotta, Madrid 1991, pág. 137]. Las relaciones entre los miembros del FLP y los militantes de la HOAC se establecieron desde el momento mismo de su fundación, porque para aquéllos era de vital importancia contactar con bases obreras sobre las que crecer (...). La presencia casual de Tomás Malagón, probablemente dirigiendo un retiro, le permitió precisar el lugar exacto en el que se fundó el nuevo partido: 'en la celda número 35 de los Padres Capuchinos de San Antonio en Cuatro Caminos' [entrevista realizada a Tomás Malagón por Juan Luis Chillón].» (Basilisa López García, Aproximación a la historia de la HOAC, 1946-1981, Ediciones HOAC, Madrid 1995, págs. 140-141.)
«En 1953 culmina la alianza entre el autócrata general Franco y la Iglesia vaticana con el concordato entre la Santa Sede y España. Seis años más tarde es condenado a prisión Julio Cerón, un diplomático español, católico, acusado de fundar con otros cristianos y no creyentes el Frente de Liberación Popular, un movimiento socialista revolucionario, que no rehusaba colaborar con el Partido Comunista en la lucha por la democracia en España. Algunos de los encausados se habían formado o informado gracias a El Ciervo. Otros creaban grupos de reflexión y agitación intelectual en varios puntos del país, como Fernández de Castro en Santander, José Ramón Recalde en el País Vasco o José Aumente y su revista Praxis en Córdoba. Junto a ellos, los movimientos apostólicos obreros (HOAC, JOC, ACO) iniciaban acciones de lucha y fundaban con los comunistas las Comisiones Obreras y otras organizaciones sindicales. Entre 1957 y la muerte de Franco, puede hoy afirmarse sin exagerar que el combate por la democracia tuvo dos grandes protagonistas políticos: los comunistas y los cristianos comprometidos en una causa que no era la de la iglesia oficial (pocas excepciones aparte) ni la del grueso del catolicismo franquista. Muchos sacerdotes, muchas parroquias y centros eclesiales, estuvieron al lado de una clandestinidad perseguida, que tuvo sus víctimas, sus héroes y, sobre todo, sus testigos. Lo más novedoso y característico de ese compromiso político de los cristianos españoles era la superación del histórico enfrentamiento entre la Iglesia y la Izquierda; la colaboración con la bestia negra del franquismo, los comunistas; la creación de un partido no confesional donde militaban juntos cristianos y marxistas; la asunción de una gran parte del pensamiento socialista e incluso marxista por parte de esos cristianos y, en fin, la indisoluble unión entre un proyecto democrático antifascista y la aspiración a un cambio radical en el sistema social y económico mediante la construcción de un socialismo democrático, tan alejado del totalitarismo soviético como de la socialdemocracia europea, mera gestora de un capitalismo insolidario con el Tercer Mundo y dominada por los grandes poderes económicos.» (José Antonio González Casanova [ex felipe], «El compromiso político de los cristianos», El Ciervo, nº 603-604 –especial 50 años de El Ciervo 1951-2001–, Barcelona, junio-julio 2001, pág. 89.)
«Se pone de moda el término 'laico'. Aflora la actitud laicista de la izquierda. Retorna el trasnochado talante anticlerical que, en el pasado, compartió el socialismo con el liberalismo republicano. ¿Por qué este revival ahora? [...] El talante anticlerical y laicista «vende», compensa en votos, está en la corriente de los tiempos, pero, además, ayuda a caricaturizar a la derecha también en este campo de lo religioso. Si, en general, el partido de Zapatero trata de convencerse y de convencernos a todos de que la derecha de hoy es la misma que ganó la guerra civil y mató a Lorca (¿quién, por cierto, a
Ramiro de Maeztu y a Muñoz Seca?), en lo religioso quieren presentarla también como la que en su día impuso el nacional-catolicismo de hoy. Carod-Rovira acusa a la derecha de haber vivido en un cuartel de la Guardia Civil; Zapatero la recrimina de estar compuesta por represores semejantes a los que fusilaron a su abuelo y Borrell reclama laicismo frente al contubernio tradicional de la Iglesia y la derecha. Si la masacre del 11 de marzo no hubiera supuesto la derrota del PP, el 14 de marzo habría sido interpretado como un nuevo 18 de julio. Lo llamativo es que la izquierda no reconozca a estas alturas de la historia los cambios que se han dado en medio siglo e, incluso, las ventajas que ha sacado de ellos. Baste recordar algunos hechos: a muchos universitarios de izquierda nos metió en la vía de la solidaridad el Padre Llanos y él mismo pasó de ser un franquista hasta las cachas (como se definía a sí mismo) a un camarada y confidente de Dolores Ibarruri. Los fundadores del Frente de Liberación Popular eran católicos (y practicantes, como Julio Cerón). En el plano teórico ¿teológico?, en los años sesenta, se puso en marcha el diálogo entre marxistas y cristianos. Todo ello favorable para la izquierda desde el punto de vista de la contabilidad partidaria y desde los prestigios culturales. A cambio de ello, la izquierda perdió los prejuicios anticlericales. Ahora vemos que no. Los discípulos de Ruiz Jiménez perdieron la unción de éste e incorporaron las inflexiones de Bobbio por si llegaban al atardecer 'los bárbaros'. Llegó a haber en la transición grupos de izquierda radical, como ORT, casi confesionales y movimientos como 'cristianos por el socialismo'. Madrazo salió del cristianismo de base y ¿qué decir de ETA? Vistió siempre tender católicos en la dirección del PCE/PSUC, y, si eran proféticos o iluminados como Comín, mejor que mejor... Nadie se baña en el mismo río... a no ser que se trate de la derecha. Para los socialistas ésta sigue como en los cuarenta y, por tanto, la izquierda debe reivindicar nuevamente el laicismo, un talante claramente anticlerical.» (César Alonso de los Ríos [ex felipe], «El talante anticlerical», ABC, 8 de junio de 2004.)

El periódico El Mundo informó el 20 de mayo de 1994 de su cese como agregado a la Embajada Española en París, dispuesto por Máximo Cajal (Subsecretario de Asuntos Exteriores, nombrado Embajador en Francia). Y no deja de sorprender que su presencia en internet lo sea principalmente como autor de una frase célebre que se le atribuye: «La verdad siempre resplandece al final, cuando ya se ha ido todo el mundo» (en enero de 2005 google detecta más de cien páginas de internet que la repiten).

Bibliografía cronológica de Julio Cerón Ayuso:
Traducción (junto con Raimundo Ortega) de François Houtart, Catolicismo y sociedad en los Estados Unidos, Taurus (Ser y Tiempo 24), Madrid 1959, 327 págs.
Espagnols sans baillon. Documents 1958-1961 (Proceso a Julio Cerón y Jordi Pujol), Imp. Commerciale d'Yveton, París 1961, 78 págs.
Traducción de Dominique Dubarle, La civilización y el átomo, Taurus, Madrid 1963, 278 págs.
Traducción de René Laurentin, Balance de la segunda sesión [del Concilio Vaticano II], Taurus (El Futuro de la Verdad 14), Madrid 1964, 412 págs.
Traducción (junto con Gonzalo Medina Zapater) de John H. Proctor, Capacitación, Manual para directores de línea, Herrero Hermanos, México 1964, 206 págs.
Traducción de Bert F. Hoselitz, Teorías del crecimiento económico, Herrero Hermanos, México 1964, 456 págs.
Traducción de John Hospers, La conducta humana, Tecnos (Estructura y función 12), Madrid 1964, 866 págs.
Traducción (junto con Juan Gerona Peña) de Jan Tinbergen, Ensayos de teoría económica, Tecnos (Semilla y Surco 42), Madrid 1965, 371 págs.
Traducción de Pedro Teilhard de Chardin, La activación de la energía, Taurus (Ensayistas de hoy 40), Madrid 1965, 354 págs. 2ª ed., Madrid 1967, 388 págs.
Traducción de Pedro Teilhard de Chardin, Cartas de Egipto, Taurus (Ensayistas de hoy 49), Madrid 1967, 234 págs. (Prólogo del Reverendo Padre Henri de Lubac.)
Traducción de Stanislaw Wellisz, La economía en el bloque soviético, Alianza (LB 17), Madrid 1966, 263 págs.
Traducción de John Maurice Clark, La competencia considerada como un proceso dinámico, Herrero Hermanos Sucesores, México 1967, 553 págs.
Traducción (revisada por José Antonio Fernández Arena) de James T. S. Portefield, Decisiones de inversión y costos de capital, Herrero Hermanos Sucesores, México 1967, 157 págs.
Traducción (revisada por José Vergara) de James Stemble Duesenberry, La renta, el ahorro y la teoría del comportamiento de los consumidores, Alianza (Biblioteca de la ciencia económica), Madrid 1967, 190 págs. Alianza (AU 28), Madrid 1972, 188 págs.
«Después de Franco ¡Bau!», Cuadernos de Ruedo ibérico, París, junio-septiembre 1967, nº 13-14, páginas 83-89.
«El Frente de Liberación Popular ha sido la gran oportunidad perdida de los últimos años», Cuadernos de Ruedo ibérico, París, junio-septiembre 1967, nº 13-14, páginas 201-203.
«Problemas de táctica y de estrategia» (1. Las Comisiones Obreras entre la táctica y la estrategia. 2. Curas o sacerdotes), Cuadernos de Ruedo ibérico, París, octubre-noviembre 1967, nº 15, páginas 97-110. hem/dep/cri/ri15097.htm
«Política y neocapitalismo», Cuadernos de Ruedo ibérico, París, junio-julio 1968, nº 19, páginas 61-69.
Traducción de Pedro Teilhard de Chardin, Ciencia y Cristo, Taurus (Ensayistas de hoy 54), Madrid 1968, 258 págs. (Prólogo del Norbertus Maximilien Wildiers.)
Suelto en el ABC, Ediciones Libertarias (Colección Pluma rota 14), Madrid 1985, 205 páginas. [Algunas de estas páginas sólo ofrecen una frase u ocurrencia: 48: «Dios. Dios tiene la barba negra.», 113: «Hablando se pervierte la gente.», 202: «Delirio de grandeza: No conozco petulancia mayor que ésa de llamar a la gente 'la Humanidad'.», 196: «En la desunión está nuestra fuerza: Solitarios de todos los países, huíos.», 192: «Siste Europa. Audi, Filia: Los Estados Unidos son tontos.», 191: «Vote dócil, vote PSOE, vote dócil, vote PSOE, vote dócil, vote PSOE.», 156: «Lo que vale la pena es una lástima.»]
Sobre Julio Cerón Ayuso en el Proyecto filosofía en español:
1963
Juego sucio [folleto de 24 páginas impreso sin fecha, lugar, impresor, ni editor]
Textos de Julio Cerón Ayuso en el Proyecto filosofía en español:
1967
El Frente de Liberación Popular ha sido la gran oportunidad perdida de los últimos años
1967
Problemas de táctica y de estrategia